lunes, 30 de noviembre de 2009

Leyendas

El Trauco (Chiloé)
Ente parecido a un hombre enano y horrible, su altura no pasa de 84 centímetros. No tiene el uso de la palabra. Su vida la lleva junto a una Trauca (huella), formando su pareja biológica. Junto a sus crías vive feliz. Habita en los bosques, en la copa o en el hueco de un árbol, como en cualquiera pequeña caverna. De la selva toma sus frutos. Se desprende de los murtales con su hachita de piedra, con la que da fuertes golpes a los árboles.

Se viste con traje y sombrero de fibras vegetales, quilineja, una enredadera.
Es preciso evitar al ente, porque si toca la mala suerte de encontrarse cara a cara con él, le suelta inmediatamente un aire, dejándole torcida la boca, jorobado, atontado y mudo. Pero si el ente no ve al ser humano, se le puede observar impunemente. Es enteramente riguroso con los hombres. Parece que con las mujeres no es del todo malo, las atrae.

Es brujo, enano, contrahecho y capaz de producir enfermedades en los niños y aun en los grandes, que alcanza a ver. Hay que evitar que él lo mire a uno porque si esto acontece puede quedar paralítico. Y si él roza, como lo hace con los niños, es mucho más grave, ya que su aliento termina con la vida de ellos. Es de mirada, aliento y contacto malsano.

Sus pies, sin talón ni dedos, son unos muñones informes; su aspecto es aterrador y espeluznante, y su mirada, como la del Basilisco, mata a la persona que aún no ha reparado en él, o bien la deforma espontáneamente, dejándola con el cuello torcido y sentenciada a morir antes del año. Sin embargo, por una justa compensación, perece, si ha tenido la desgracia de ser avistado primero.
Desflora a las mujeres que vagan por las montañas. No vacila en arrojarse al mar en seguimiento de su víctima, hasta sucumbir.

Pasa encaramado en los árboles al acecho de las muchachas que se arriesgan a transitar por el paraje. Cuando alguna se acerca, corre hacia ella y se queda mirándola fijamente. La muchacha quiere huir, pero el extraño fulgor de los ojos la retiene. Un doloroso letargo comienza a invadir el cuerpo de la víctima y pronto cae en un alucinante sueño de amor. Cuando despierta, sonríe al verse adornada de hojas. Pero luego advierte que sus ropas y sus cabellos están desordenados. Presa del pánico corre hasta su casa, en donde cuenta que ha visto al Thrauco.
Muerte del Trauco:
Una vez cogido el Trauco, colgarlo sobre el fogón, donde se convierte en un palo que destila cierto aceite, con que son frotadas, con excelentes resultados, las víctimas de sus maleficios.


Llacolén (Concepción)

En la Laguna Chica de San Pedro, agua y tierra india, vivía el toqui Galvarino con su hija Llacolén, joven princesa mapuche de belleza indiana. Era de largos cabellos castaños que se los batía el viento cuando corría en medio de la selva o el agua se los distendía al nadar en la laguna.
Era hija predilecta del gran toqui y la estirpe estaba latente en su gracia. Era arrogante su andar y su espíritu pronto a estallar.

El gran toqui un día pensó que la hija debía casarse y entró en conversaciones con el cacique Lonco, que tenía soltero a su hijo Millantú, mozo como de bronce y ancho pecho, que se había distinguido por su valor en varias batallas.

Ascendencia y linaje comprometieron a Llacolén y Millantú. El orgullo y valentía de Llacolén se sintieron heridos por la elección de su padre, ella mandaba su odio y su amor. Le habría gustado ser elegida y no convenida. Pero ella acató la voluntad de su padre.
Mientras, el invasor era resistido en lo espeso de las selvas, y el choque se hacía violento entre espadas y mazas. La tierra se teñía de sangre de español e indio.
La conquista se hacía recia y el mapuche indomable.

Llacolén veía partir a la guerra a los mocetones por lo espeso de la selva.
Y en medio del bosque, como siempre, iba a nadar largas horas en la laguna. Allí esperaba y soñaba.

Un día fue vista por un apuesto y gallardo capitán español que a las órdenes de don García Hurtado de Mendoza se encontraba en las nuevas tierras.

Vinieron las entrevistas y nació el romance. El amor los empezó a abrasar. Fue un amor que en ambos creció.

En Llacolén había surgido el amor anhelado, distinto de aquel impuesto por la voluntad de su padre y la tradición.

Un día en alas del viento llega la noticia de que Galvarino, en singular combate ha caído prisionero y que el Gobernador García Hurtado de Mendoza había ordenado cortarle las manos para atemorizar a los indómitos hijos de Arauco.

Dicen que Galvarino soportó serenamente el atroz suplicio y aún más, alargó la cabeza al verdugo para que también le fuese cortada.

Una vez terminado el castigo y puesto en libertad, amenazó a sus victimarios y corrió a juntarse con sus compañeros para excitarlos a la venganza. Estos lejos de escarmentar, al poco tiempo les presentaban batalla a los españoles, bajo el mando de Caupolicán y entre los combatientes se encuentra Galvarino, quien durante la lucha se batió valientemente a pesar de faltarle ambas manos, siendo después ahorcado junto con otros aguerridos en los árboles más altos de un bosque vecino al campo de batalla.

La hermosa Llacolén no supo entonces si amar u odiar a todos los invasores. La desazón y la duda la invadían. Con su alma atormentada y en la mayor desesperanza, fue a buscar la tranquilidad que le faltaba, en medio de la selva, junto a la laguna.

La noche descendía con su oscuridad lentamente, como envolviéndola, como escondiéndola, hurtándola de su tragedia.

Y apareció la luna.

La noche y la luna fueron rotas en su silencio de paz, de armonía espiritual. Al galope de su caballo llegó el capitán español, que con palabras de amor y consuelo quería ahuyentar todo pensamiento perturbador de la mente de la joven.

Mientras, Millantú, desesperado, buscaba a su prometida. Guiado por el instinto y la selva, penetró en la espesura del bosque y dio con ella.

Los celos y la traición de Llacolén hicieron presa en Millantú, y obligó al capitán a entrar en violenta lucha. La espada y la maza se cruzaron innumerables veces hasta que heridos de muerte, rodaron sobre la hierba los dos cuerpos sin vida.

La luna se abre paso a través de la maraña espesa y platea con sus rayos las aguas de la laguna.
Trastornada Llacolén busca refugio eterno en las profundas y serenas aguas de la laguna.

http://www.educarchile.cl/
El unicornio. Leyendas del mundo. Criaturas mitológicas.

Muchos años atrás, cuando el mundo era aun muy joven,
salvajes y maravillosas creaturas
corrían libres por todas partes.
El mas hermoso de todos ellos era el Unicornio.

Constantemente perseguido por los poderes mágicos de su cuerno, el Unicornio no era fácil de capturar.
No solo era suave y gentil,
sino también extremadamente rápido,
seguro y agraciado,
lo que frustraba hasta los más expertos casadores.

Pero lo que aseguraba la captura segura del Unicornio,
era la ayuda de una joven e inocente moza.
Pues a la creatura le atraía su pureza,
se acercaba confiado y descansaba su cabeza en las piernas de la joven.

Era así como la indefensa y despreocupada creatura era capturada. Y de esta manera,despues desaparecieron todos los Unicornios.
¡Oh, el mundo ahora lamenta la perdida de este ser tán mágico!
Y ahora que es demasiado tarde,
aun extrañamos su belleza.


La leyenda de Doña Beatriz. Leyendas de México. Leyendas Mexicanas. Leyendas cortas. Mitos leyendas.


Vivía en la ciudad de México una hermosa joven, doña Beatriz, de tan extraordinaria belleza, que era imposible verla sin quedar rendido a sus encantos.

Contábanse entre sus muchos admiradores la mayor parte de la nobleza mexicana, y los más ricos potentados de Nueva España; pero el corazón de la bella latía frío e indiferente ante los requerimientos y asiduidades amorosas de sus tenaces amantes. Y así pasaba el tiempo; pero, como todo tiene un término en la vida, llegó el momento en que el helado corazón de doña Beatriz se incendió en amores.

Ello fue en un fastuoso baile que daba la embajada de Italia.

Allí conoció doña Beatriz a un joven italiano, don Martín Scípoli, de esclarecida y noble estirpe. La indiferencia de doña Beatriz fundióse entonces como la nieve bajo la caricia de los rayos solares, y sintióse la hermosa poseída de un nuevo sentimiento, en tanto que el joven, por su parte, se había también enamorado profundamente.

Poco tiempo después, don Martín se mostró excesivamente celoso de todos los demás adoradores de la hermosa doña Beatriz, promoviendo continuas reyertas y desafiándose con aquellos que él suponía que pretendían arrebatarle sus amores. Y tan frecuentes eran estas querellas, que doña Beatriz estaba afligida, y en su corazón comenzó a arraigar el temor de que don Martín sólo se había enamorado de su hermosura, de modo que, cuando ésta se marchitara, moriría, indefectiblemente el gran amor que ahora le profesaba.

Esta preocupación embargó su mente y amargó su vida en forma tal, que decidió tomar una resolución terrible, para poner a prueba el amor de su galán. Y al efecto, en el deseo de saber si don Martín la quería sólo por su belleza, un día en que su padre se hallaba de viaje, con un pretexto despidió a todos sus criados para quedar sola en su casa.

Encendió el brasero que tenía en su habitación, colocó enfrente la imagen de santa Lucía y ante ella rezó fervorosamente para pedirle le concediera fuerza y valor con que poner por obra su propósito. Después, atándose ante los ojos un pañuelo mojado, se inclinó sobre el brasero, y soplando avivó el fuego hasta que las llamas rozaron sus mejillas. Luego metió su hermosa cara entre las ascuas.

Terminada esta terrible operación, cubrió su rostro con un tenue velo blanco y mandó llamar a don Martín. Una vez en su presencia, apartó lentamente el velo que le cubría el rostro desfigurado por el fuego y se lo mostró al galán; solamente brillaban en todo su esplendor sus hermosos ojos relucientes como las estrellas. Por un momento su amante quedó horrorizado contemplándola. Luego la estrechó en sus brazos amorosamente. La prueba había dado un resultado feliz, y durante todos los años de su dichoso matrimonio, doña Beatriz no volvió a sentir el temor de que don Martín sólo la amara por su hermosura.

Fin

Temas relacionados: Acompaña a personas que sufren una pérdida


La cierva dorada. Mitos. Leyendas celtas. Leyendas cortas. Cuentos.


Durante una cacería por los bosques, el famoso Finn Mc Cumhaill, vió cruzar repentinamente la senda que seguían, a una hermosa cierva dorada, lo cual hizo que los perros se lanzaran en su persecución. Luego de varias horas de seguirla, llegaron a un fresco valle, donde la cierva, sin duda muy cansada por la carrera, se detuvo y cayó al suelo.

Inmediatamente, los perros se lanzaron hacia ella, pero para el asombro de Finn, en lugar de atacarla, comenzaron a jugar a su alrededor, lamiendo su cara y su cuello. Finn dió órdenes de que nadie la dañara, y todos comenzaron el regreso hacia el castillo, con la cierva y los perros siguiéndolos, jugando armónicamente mientras lo hacían.

Durante la noche, Finn despertó sobresaltado, y vio parada al lado de su cama a la mujer más bella que jamás se hubiera visto. “Yo soy Sadv, querido Finn, -dijo la dama- y soy la cierva que seguiste hoy. Como no quise brindarle mi amor al druida del Pueblo de las Hadas, me hechizó condenándome a llevar esa forma, de esto hace ya tres años. Pero uno de sus esclavos, un buen amigo, me dijo que si lograba entrar en la fortaleza de Allen, recuperaría mi forma original.”

Y así Sadv se quedó a vivir en el castillo, como esposa de Finn, cuyo amor era tan profundo que ya no sentía deseos de ir a la guerra o de cacería. Pero una mañana le llegó la noticia de que se avecinaba un ataque por mar; los Hombres del Norte se encontraban en la bahía de Dublín y venían hacia su dominio.

Sólo siete días permaneció Finn fuera de su casa. Al regresar, no vió a Sadv esperándolo, entonces preguntó a sus sirvientes por ella. Uno de ellos, el más fiel y servicial, con mucha pena le dijo: “El día antes del de ayer, nos pareció veros llegar, y todos nos apresuramos hacia el portal, pero en cuanto la Reina Sadv lo cruzó, un fantasma apareció la cubrió con niebla y en su lugar sólo quedó una cierva dorada. Los perros la acosaron y no le permitieron volver al portal, obligándola a huir hacia el bosque. No la volvimos a ver más.”

Finn se estrujó las manos, y se retiró con muchísimo pesar a sus habitaciones. Jamás fué el mismo, y durante siete años la buscó por toda Irlanda. Finalmente, siguiendo un rastro de jabalíes en losmontes de Ben Gulbann, oyó que los perros ladraban furiosamente. Se llegó hasta allí, y descubrió un niño desnudo, de largos cabellos rubios. Finn y sus hombres alejaron a los perros, y condujeron al niño al castillo.

Cuando pudo hablar, contó que nunca había conocido a sus padres, sino sólo a una bella cierva dorada, con quien había vivido en un valle profundo y hermoso. Esto había sido así hasta que una tarde descendió una niebla espesa y cubrió a la cierva, haciéndola desaparecer de su lado.

Inmediatamente comprendió Finn que la cierva no era otra que su amada Sadv, y este niño, su hijo. Lo nombró Oisín (pequeño ciervo), quien más tarde se transformó en un famoso guerrero, y casó con Niam, la del pelo dorado.

Mitos y Leyendas Celtas” Roberto Rosaspini Reynolds
Extracto y adaptación Fabiana Kofman

No hay comentarios: