lunes, 30 de noviembre de 2009

Excusas

No tengo ganas", ésta no es muy es convincente, a menos que uno sea su propio jefe y se la diga al espejo.

"Estaba tratando de cerrar mi casa con llave cuando ésta se me rompió y me quedé atrapado fuera. Llamé al cerrajero, y me dijo que llegaría en una media hora, pero se demoró dos horas, no tenía el equipo adecuado y ahora ya es muy tarde", si uno suena como que está hablando bajo techo, el argumento pierde validez.

"No encuentro mi automóvil", esta funciona siempre y cuando uno sea dueño de un Mini y no trabaje en el departamento de ventas de la Ford, por ejemplo, porque eso le puede costar a uno el puesto.

"Se me enfermó el pez y tuve que llevarlo al veterinario", malísima ésta, porque ¿cómo hace, por ejemplo, un veterinario para tomarle el pulso a un pez? ¿Y cómo sabe uno qué el pez está enfermo? ¿Tiene ojeras y los ojos bien abiertos?

La mejor es: "no pienso ir porque me gané la lotería".

En todo caso, como hubieran querido los gerentes del banco francés Societé Générale que Jérôme Kerviel buscara una excusa de lo más descabellada para no acercarse a una computadora.

Hasta le habrían aceptado que se le enfermó el pez de catarro, se le perdió el automóvil cuando quiso ir a buscar a un cerrajero, mientras se recuperaba de una tremenda borrachera.

Fuente: BBC Mundo

Me entró un virus en el GPS y la maquinita me hacía doblar cada dos cuadras a la izquierda y estuve media hora dando vuelta en círculos.

Empecé clases de boxeo y me noquearon inconsciente por veinte minutos.


Llamé para dar de baja Internet en casa… estuve hasta recién con el teléfono en la oreja y no pude darlo de baja.

Debería haberme dado cuenta que guiso de porotos y garbanzos con chancho frío no eran una buena idea.

¿Cómo Martes? Pensaba que era jueves… desde que John Locke movió la isla, ¡no sé en qué día vivo!

Estaba por salir, pero me di cuenta que mejor sería que sigamos siendo un enigma el uno para el otro.

http://atencionviandante.com/2009/06/las-100-excusas-que-necesitas-para-librarte-de-todo-primera-parte.html

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